A través del apoyo de Making Waves, Enrique Romero trabaja en la evaluación e investigación, una profesión que, según él, no era tan habitual en su comunidad.
“Ser parte de Making Waves cambió mi trayectoria”, dice Enrique Romero. “No tendría la formación para poder ir a la universidad”, explica él, graduado de la licenciatura en sociología por Pitzer College en California y de la maestría en políticas educativas por Harvard University en Massachusetts.
Gracias al apoyo incondicional de sus padres y al acompañamiento de Making Waves, Enrique pudo tomar decisiones que lo llevaron a un futuro diferente.

Ser el primero en la familia que va a la universidad
Enrique creció en San Pablo, sus papás son de Michoacán, México, su mamá vino a Estados Unidos a los 12 años y se graduó de la preparatoria en Richmond; su papá vino a trabajar a la edad de 18 en el sector de la construcción, actividad de toda su vida.
“He visto cómo mi papá ha dedicado toda su vida a un trabajo que es físicamente muy demandante, y eso tuvo un gran impacto en su cuerpo. Aunque es una profesión que respeto. Mis papás y yo siempre vimos la educación como una oportunidad para abrirte las puertas a nuevas experiencias”, reflexiona Enrique, el primero de su familia en graduarse de la universidad.
Hoy en día trabaja para la empresa Social Policy Research Associates en Oakland. “Hago evaluación, investigación y análisis en proyectos con un enfoque en la educación, por ejemplo, programas escolares o la concesión de subvenciones de organizaciones filantrópicas”, comenta.
Superar el miedo para hacerse resiliente
Al principio Enrique fue a una escuela primaria pública, gracias a Making Waves pudo cambiar de escuela y estudiar en una preparatoria privada donde tenía clases con menos estudiantes y más atención individual por parte de los maestros.
Fue su mamá, Eduviges Romero, quién se enteró de Making Waves por una amiga y por su maestra de cuarto grado. En esos tiempos, hace unos 20 años, Making Waves era una organización sin fines de lucro que funcionaba como programa extraescolar y consistía en reforzar los conocimientos aprendidos en la escuela.
“Llegó un punto donde mis papás se dieron cuenta que no me iban a poder ayudar académicamente. Cuando se presentó la oportunidad de registrarme en Making Waves para ellos fue el (mejor) apoyo que alguien me pudiera ofrecer”, recuerda Enrique.
“Cuando llegó la carta de que lo aceptaron a Making Waves se puso triste”, dice su mamá. “Tuve miedo de empezar algo nuevo y (que, además) tenía que hacerlo después del horario de la escuela y que significaba más tiempo de estudio”, agrega Enrique.
Tenía 10 años y en las tardes jugaba fútbol por lo que sintió que tenía que escoger entre las dos cosas; o seguía la rutina del fútbol o entraba al programa de Making Waves. “Al final entendí que sólo teníamos que organizarnos para poder hacer las dos cosas”, dice. Continuó con el fútbol hasta la preparatoria pese a que iba al programa varias veces a la semana, incluso los sábados en la mañana.
Enrique destaca que podía hacer las dos cosas a la vez gracias al apoyo de sus padres que lo acompañaron durante todo el proceso de adquisición de nuevas habilidades.
“Desde que estábamos en el quinto grado, nos dieron unos organigramas y nos enseñaron cómo hacer planeación, así aprendí a balancear mi tiempo. Making Waves me ayudó a ser una persona organizada”, recalca Enrique al respecto de las ventajas del programa.
“También me ayudó a adaptarme a nuevas situaciones; aprendí a ser más resiliente. Muchas de esas habilidades me sirvieron para poder equilibrar mi vida social con mis estudios”.



Making Waves, ayuda financiera y apoyo en decisiones universitarias
Making Waves continuó asesorando a la familia Romero incluso cuando llegó el tiempo de decidir sobre los estudios universitarios de Enrique. El programa organizó varias salidas para que él visitara diferentes universidades y así pudiera tomar una decisión informada.
Además de las visitas a las universidades toda la familia Romero pudo prepararse para los grandes cambios que suponen los estudios universitarios. Making Waves creó un espacio donde los padres de Enrique podían expresar sus dudas e inquietudes y así prepararse mejor para cuando su hijo se fuera de casa. Incluso hasta hoy Making Waves ayuda a padres y madres a adquirir la confianza en sus hijos e hijas durante el proceso.
La familia Romero también exploró con Making Waves la accesibilidad financiera para los estudios universitarios. El equipo financiero del programa ayuda incluso con la gestión del apoyo económico del Gobierno Federal (la FASFA) y de otras instituciones, y con la creación de un presupuesto universitario para que las familias conozcan sus opciones.
Como resultado el 86% de los estudiantes de Making Waves se gradúan de la universidad sin deudas. Este apoyo sirve para que las familias comprendan realmente cómo funciona el sistema y cuáles son los diferentes tipos de ayuda disponibles.
Ana Calderon, quien trabaja en el departamento financiero de Making Waves, estuvo allí para apoyar a la familia con la postulación para diferentes becas y apoyos mientras Enrique postulaba para varias universidades.
“El gobierno no consideraba a ésta como una familia de bajos recursos, y así los papás de Enrique estaban preocupados por cómo iban a ayudarlo para que pudiera asistir a la universidad”, recuerda ella. “Recibió varias becas no basadas en la necesidad sino en el mérito académico. Eso hizo posible que pudiera asistir a Pitzer”. Enrique también refiere y agradece el apoyo financiero por parte de sus papás.
“Creo que las familias necesitan un guía”, dice Calderon quien habla inglés y español. “El dinero puede ser muy confuso, puede generar muchas emociones. Saber que hay personas que hablan su idioma les facilita a las familias obtener confianza”.
Enrique, consejero de Making Waves y de su hermana

Enrique decidió irse de casa de sus papás para estudiar en la universidad. “Fue muy difícil, sobre todo el primer año. Pero él se sintió confiado y listo para estar fuera de casa lo cual nos dio la tranquilidad de que iba a estar bien”, dice Eduviges Romero. Mientras su padre, también Enrique, agrega: “había temores porque nunca se había ido de la casa, siempre estábamos juntos”.
Making Waves también proporciona a los padres de los estudiantes las herramientas necesarias para seguir apoyando a sus hijos e hijas durante sus estudios, tal y como lo hizo con los padres de Enrique.
“Mi consejo es que siempre apoyen a sus hijos, que busquen ayuda de tutoría, ayuda económica, para que ellos tengan el nivel que se requiere cuando ya tengan el deseo de ir a la universidad”, dice Eduviges Romero.
El Making Waves de hoy es diferente al que vivió la familia Romero; ahora existe Making Waves Academy para los estudiantes que cursan desde el quinto grado hasta el doceavo. Después de graduarse de la escuela, la fundación (Making Waves Education Foundation) continúa ofreciendo asesoría a las familias y apoyando económicamente a los estudiantes.
En esto Enrique tiene su papel; “soy parte de un comité que la fundación consulta al momento de considerar el cambio de algunos aspectos del programa y del apoyo que ofrece”, indica Enrique quien también acaba de ser confirmado como miembro del consejo de Making Waves Academy.
Aparte de esto también está allí para su hermana menor Ariana, de 12 años, que está en el séptimo grado en Making Waves Academy y en quien florece un amor por la literatura.
“Aparte de tener el apoyo de Making Waves va a tener la ayuda de mis papás quienes ya tienen mejor conocimiento de cómo apoyarla para prepararse para la universidad. Yo también voy a poder darle consejos basados en mi experiencia para que ella pueda lograr cualquier meta que se proponga”, dice Enrique.